La novela de ciencia ficción
El término “ciencia ficción” nació en 1926 de la mano del escritor
Hugo Gernsback, quien lo utilizó en la portada de la que sería una de las más
famosas revistas del género: Amazing Stories.
La ciencia ficción es un género narrativo que sitúa la
acción en unas coordenadas espacio-temporales imaginarias y diferentes a las
nuestras, y que especula racionalmente sobre posibles avances científicos o
sociales y su impacto en la sociedad.
En ocasiones se la ha llamado también "literatura de anticipación",
debido a que algunos autores, como Julio Verne, han llegado a anticipar el
surgimiento de logros científicos y tecnológicos, como los cohetes espaciales o
los submarinos.
El término “ciencia ficción” nació en 1926 de la mano del escritor
Hugo Gernsback, quien lo utilizó en la portada de la que sería una de las más
famosas revistas del género: Amazing Stories. Sin embargo, hay que
remontarse más atrás para encontrar los primeros relatos de este género. Aunque
los expertos encuentran ejemplos mucho más antiguos, el que está considerado
generalmente el primer relato de ciencia ficción es el Frankenstein, de
Mary Shelley (1818). Posteriormente, en los años 30 del XIX, Edgar Allan Poe
escribió relatos como La incomparable aventura de un tal Hans Pfaal o Revelación
mesmérica, que sin duda deben englobarse dentro de la ciencia ficción.
También en el siglo
XIX aparecerían Julio Verne y H. G. Wells, ambos considerados dos maestros del
género, si bien el primero se centraba mayormente en el desarrollo de ingenios
e inventos científicos y el segundo en la crítica social (al imperialismo
británico en La guerra de los mundos, o a la lucha de clases en La
máquina del tiempo…).
Pero seguramente
fue la primera mitad del siglo XX la que podríamos denominar Edad de Oro de la
ciencia ficción, con la aparición de autores como Isaac Asimov, Arthur C.
Clarke, Aldous Huxley, George Orwell o Ray Bradbury.
Posteriormente,
durante los años 60 y 70 apareció lo que se conoce como “La nueva ola” (The new
thing), que tiene su origen en la revista británica New worlds, y que se
caracterizó por una mayor experimentación narrativa, dando a conocer a autores
como J. G. Ballard o Brian W. Aldiss.
Y en los 80 y los
90 aparecieron géneros como el cyberpunk y el postcyberpunk, donde hicieron su
aparición, como no podía ser menos, la informática y los ordenadores y que
dieron origen a toda una corriente estética donde las nuevas tecnologías
convivían con los ambientes sórdidos de los bajos fondos urbanos.
En la actualidad
existen numerosos subgéneros que rizan el rizo y se centran en los impactos de
la biotecnología (biopunk), o que hacen una revisión irónica de las temáticas y
la estética de la ciencia ficción de los años 30-50 (retrofuturismo) o de
la idea que se tenía del futuro en las novelas del siglo XIX
(steampunk). Asimismo hoy se hace distinción entre ciencia ficción dura
(hard) y blanda (soft). La primera es mucho más rigurosa y cuida mucho más los
detalles y argumentos científicos y técnicos, mientras que la segunda se centra
únicamente o sobre todo en el aspecto literario.
En todos los casos,
y a lo largo de su historia, la ciencia ficción ha mantenido siempre la
característica principal que la hace tan interesante: la capacidad de crear
escenarios que inspiren debates filosóficos, sociales o científicos sobre la
naturaleza del hombre y de la sociedad, plantear dudas, señalar peligros o
buscar respuestas.
En efecto, la
ciencia ficción no es filosofía, pero sin duda es un pariente cercano de esta,
pues de alguna manera, trata de dar respuesta a las “preguntas últimas”
mediante el ejercicio de la ficción: qué futuro espera a la humanidad, qué
nuevos avances científicos se producirán y qué consecuencias traerán para
nuestra sociedad. Quiénes somos y qué será de nosotros, de nuestro planeta,
cómo serán nuestros estados, nuestras sociedades. ¿Qué valor tendrá la vida
humana? ¿Terminarán las guerras, o por el contrario, terminaremos por
destruirnos unos a otros? ¿Llegaremos a conocer otros planetas habitados? ¿Cómo
serán esos otros seres? ¿Crearemos vida artificial? De ser así, ¿será
consciente de sí misma como nosotros? ¿Amará, odiará, temerá a la muerte?
Seguramente, ninguno estaremos aquí para verlo, pero, como diría el gran
científico del siglo XX: “La imaginación es más importante que el
conocimiento”.
Es un género
especulativo que relata acontecimientos posibles desarrollados en un marco
imaginario, cuya verosimilitud se fundamenta narrativamente en los campos de
las ciencias físicas,
naturales
y sociales.
La acción puede girar en torno a un abanico grande de posibilidades (viajes
interestelares, conquista del espacio, consecuencias de una hecatombe terrestre
o cósmica, evolución humana a causa de mutaciones, evolución de los robots,
realidad virtual, existencia de civilizaciones alienígenas, etc.). Esta acción
puede tener lugar en un tiempo pasado, presente o futuro, o, incluso, en
tiempos alternativos ajenos a la realidad conocida, y tener por escenario
espacios físicos (reales o imaginarios, terrestres o extraterrestres) o el
espacio interno de la mente. Los personajes son igualmente diversos: a partir
del patrón natural humano, recorre y explota modelos antropomórficos hasta
desembocar en la creación de entidades artificiales de forma humana (robot,
androide, cíborg) o en criaturas no antropomórficas.
Aportes de la ciencia ficción a la ciencia
De igual manera que la ciencia ficción ha tomado muchos de sus
argumentos y elementos de ambientación de conceptos o creaciones de la ciencia, ésta ha tomado en ocasiones
elementos de la literatura de ciencia ficción para convertirlos en conceptos
reales o hipótesis de trabajo de cara al futuro científico o tecnológico.
Los casos más conocidos de esta transferencia son los del término robot
empleado por primera vez por el escritor checo Karel Čapek -el cual deriva de la palabra «robota»,
que en su idioma significa «trabajo duro y pesado»; dado que se entendía por
éstos como máquinas específicas para realizar estas funciones- en su obra R.U.R.
(Robots Universales de Rossum), el término derivado robótica, creado en las novelas de robots
de Isaac Asimov, el ascensor espacial, imaginado por Arthur C. Clarke y Charles Sheffield de manera independiente,
o el concepto de órbita
geoestacionaria, desarrollado por Herman Potočnik
y posteriormente por Arthur C. Clarke. Es por ello que también se conoce como órbita de Clarke.
Otros conceptos han sido profusamente desarrollados por la ciencia
ficción incluso antes de ser tenidos en cuenta por la ciencia. Por ejemplo, Julio Verne en De la Tierra a la
Luna (1865) describió cómo tres hombres son
lanzados desde Florida hacia la Luna. De ese mismo punto
partieron los astronautas del Apolo 11 cien años
después. En The
world set free (El mundo liberado, 1914),
H.G. Wells predijo la energía nuclear y la
utilización de la bomba atómica en una futura guerra con Alemania. Y en la
novela Ralph
124C 41+ (1911), Hugo Gernsback describió detalladamente el radar
antes de haber sido inventado. La ciencia ficción también ha especulado sobre
la antimateria, los agujeros de gusano o la nanotecnología antes que la propia ciencia.
Algunos conceptos han tenido una notable influencia, a pesar de no
ser en la actualidad más que meras invenciones de la imaginación. Por ejemplo,
la psicohistoria
de Asimov ha influido levemente en la forma de ver la sociología desde un punto de vista
matemático.
Finalmente, y de modo sorprendente, algunas invenciones de la
ciencia ficción han inspirado alguna de las líneas de investigación actual,
como la comunicación instantánea (ansible, taquiones).
Estructura Interna
a) Introducción, exposición o planteamiento (Inicio). Es la presentación de los personajes y la acción que se desarrollará. Según el estilo del novelista, éstos desarrollan distintos ambientes e involucran tantos personajes, los que van apareciendo a medida que se desarrolla la obra; ahora bien, en la introducción se anuncian algunos detalles relacionados con personajes, lugar, problema; en fin. Asimismo, se establece el marco contextual en tiempo y lugar; lo que no es óbice para que se desarrolle en distintos lugares; sin embargo, es necesario que se diga al menos el lugar principal en el que se desarrollan los hechos; pudiendo, como dije, aparecer nuevos lugares, en fin. Cómo se inicie una novela, enfatizo; depende del estilo del novelista, pues no necesariamente deberá presentar los elementos descritos anteriormente en este momento. Incluso puede iniciarse con un conflicto; los personajes se pueden ir presentando en el desarrollo de la novela.
Hay novelistas que escriben de manera inversa, presentan el desenlace al principio; luego explican el cómo y por qué se dieron esos resultados.
b) Nudo.
Es el conjunto de peripecias, conflictos y lances en que se ven involucrados
los personajes. Enfatizo, que el estilo del novelista es determinante, no
existe una regla que diga o establezca de manera categórica que el novelista
presentará la trama en un determinado apartado de la novela; es más, en el
desarrollo de la misma, perfectamente, puede ponérsele fin a un personaje que
apareció al principio; bueno, aparecer nuevos personajes y tramas, complicando
la narrativa.
c) Desenlace. Es el fin de la novela; en este se resuelve el conflicto o problemas creados a lo largo de la trama; los sucesos se aclaran de manera positiva o negativa; éstos pueden ser agradables o desagradables para el lector. Ahora bien, hay casos en que las peripecias no se resuelven de ningún modo.
c) Desenlace. Es el fin de la novela; en este se resuelve el conflicto o problemas creados a lo largo de la trama; los sucesos se aclaran de manera positiva o negativa; éstos pueden ser agradables o desagradables para el lector. Ahora bien, hay casos en que las peripecias no se resuelven de ningún modo.
Tiempo, lugar y personajes
1.- Los acontecimientos no
necesariamente, se presentan en un orden cronológico linealmente, se puede ir
hacia atrás o hacia adelante; enfatizo, depende del estilo del autor. Los
recursos antes dichos, técnicamente hablando se denominan de manera respectiva
analepsis y prolepsis. Varios años pueden ser descritos en pocas páginas e
incluso en unas cuantas líneas; pero también un día puede ser descrito en
muchas páginas. En fin, el caso es que siempre se hace depender del fin que
persiga el escritor.
2.- En relación al espacio físico o
lugar; la novela puede desarrollarse en uno sólo o en varios. Cada uno de
ellos, con sus propias características ya sea urbano o rural; un mismo país o
incluso utilizarse acontecimientos y personajes que viven en el extranjero.
Este aspecto es importantísimo; pues impregna la novela de verosimilitud y
ubica personajes en un lugar determinado. No olvidar que los lugares deben ser
descritos tal como son; ello, le da a la novela la característica antes
señalada.
3.- En lo concerniente a personajes,
bueno, éstos pueden ser reales; ahora bien, de ser una novela basada en la
realidad social, se procura respetar la identidad del personaje, sobre todo
cuando se abordan aspectos privados. Puede cambiarse el nombre del personaje o
dejarse, pero eso depende del consentimiento. Los personajes también pueden ser
ficticios. En relación al grado de participación de ellos en la novela, pueden
ser principales o protagonistas y secundarios. Es importante destacar que los
personajes deben ser descritos. De ahí, el uso de la descripción
(prosopografía, etopeya, retrato, paralelo, en fin) en la novela.
4.- En lo referente a los narradores, se desglosa a continuación sus clases y características.
a) Omnisciente: Conoce los sucesos de principio a fin. Utiliza a los personajes según su conveniencia. En todo caso puede ser protagonista o testigo y narrar en primera o tercera persona.
b) Protagonista. Participa dentro de la narración.
4.- En lo referente a los narradores, se desglosa a continuación sus clases y características.
a) Omnisciente: Conoce los sucesos de principio a fin. Utiliza a los personajes según su conveniencia. En todo caso puede ser protagonista o testigo y narrar en primera o tercera persona.
b) Protagonista. Participa dentro de la narración.
c) Testigo. Narra lo que vio o le
contaron.
d) Primera persona. Relata y participa
en la narración. Puede haber varios narradores en primera persona en una misma
novela e incluso, casos en que el autor de la novela no participa con su
nombre, dentro de la narrativa, sino que a través de un personaje ficticio,
denominado, narratario.
e) Tercera persona. Relata sin participar.
e) Tercera persona. Relata sin participar.
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