lunes, 4 de julio de 2016

Octavo grado. Segundo bloque: Los cuentos de terror




Los cuentos de terror





El cuento de terror (también conocido como cuento de horror o cuento de miedo, y en ciertos países de Sudamérica, cuento de suspenso), considerado en sentido estricto, es toda aquella composición literaria breve, generalmente de corte fantástico, cuyo principal objetivo parece ser provocar el escalofrío, la inquietud o el desasosiego en el lector, definición que no excluye en el autor otras pretensiones artísticas y literarias.
El estudioso franco-estadounidense Jacques Barzun, en The Penguin Encyclopedia of Horror and the Supernatural [Enciclopedia Penguin del horror y lo sobrenatural], afirma que «el interés por este tipo de historias cabe interpretarlo como un intento práctico de introducir un orden y estructura en la imaginación, endureciendo así el alma contra sus amenazas: en una palabra, estos cuentos se usan como antídoto».
De parecida opinión es el célebre escritor estadounidense de horror Stephen King, quien, en su largo estudio Danza macabra, declaró: «¿Por qué motivo van a sacarse de la nada cosas horribles, cuando hay tanto horror real en el mundo? La respuesta parece ser que inventamos horrores para ayudar a hacer frente a los reales. Sirviéndonos de la portentosa imaginación humana, nos aferramos a esos mismos elementos que introducen discordia y destrucción, a fin de convertirlos en herramientas de desmantelamiento de sí mismos».
El historiador del terror español Rafael Llopis escribe en su Historia natural de los cuentos de miedo: «Al hablar de cuento de terror o cuento de miedo me refiero a un género literario cuya finalidad primordial es producir, como decía Walter Scott, "un agradable estremecimiento de terror sobrenatural". Me refiero a un tipo de relato cuya materia prima no es tanto la muerte en sí como lo que haya o pueda haber después de la muerte: lo sobrenatural, la vivencia del Más Allá». En uno de sus prólogos, Llopis define asimismo: «Los cuentos de miedo constituyen una expresión de lo numinoso cuando ya no se cree en su existencia objetiva».
Por su parte, la escritora estadounidense Joyce Carol Oates, asimismo cultivadora del género, sostuvo en su ensayo lovecraftiano "The King of Weird": «En escritores como Henry James o Edith Wharton, que experimentaron con la literatura de modelo gótico, este tipo de relato puede ser compensatorio de una vida de aburrimiento y prohibiciones, mientras que en otros, señaladamente Edgar Allan Poe y H. P. Lovecraft, el cuento gótico sugiere más bien una forma de autobiografía
Un cuento de terror sería, por tanto, un relato literario y no oral, ya que, si bien existe una amplia y antiquísima tradición de cuentos con dichos contenidos, probablemente por tratarse de relatos transmitidos de boca en boca, nunca han recibido otra denominación que la de cuentos o leyendas a secas. Ni siquiera cuentos infantiles, aunque de índole terrorífica (e inscritos en la tradición oral en su día), como “La Cenicienta”, de Charles Perrault, o “Caperucita roja” y “Blancanieves”, de los Hermanos Grimm, reciben la denominación de cuentos de terror, que parece haber sido acuñada expresamente para las obras mayores del género aparecidas entre los siglos XIX y XX.
En su ensayo "Un tratado sobre cuentos de horror", el crítico estadounidense Edmund Wilson sostiene que los primeros grandes cuentistas del género fueron aquellos que pretendieron «un nivel literario» más allá del «entretenimiento popular»: Hawthorne, Poe, Melville y Gógol. Y continúa: «El primer cuento corto de horror realmente grande apareció a principios o mitad del siglo XIX cuando la escuela de la novela gótica había alcanzado alguna sofisticación y estaba adoptando los métodos del realismo. Esos cuatro autores escribieron cuentos que eran a la vez cuentos de horror y fábulas psicológicas o morales. No estaban interesados en apariciones por sí mismas; sabían que sus demonios eran símbolos, y sabían lo que estaban haciendo con esos símbolos».

Antecedentes

Los antecedentes inmediatos del formato breve, como tal, hay que buscarlos, no obstante, en el largo, más en concreto en la llamada novela gótica (véase literatura de terror gótico), que floreció en la segunda mitad del siglo XVIII y primera del XIX, en tierra de nadie entre racionalismo y romanticismo. Los grandes novelistas góticos, inspirados principalmente en el romanticismo alemán y en autores como Daniel Defoe, S. T. Coleridge, el Marqués de Sade, así como en los demonios de Goethe y los fantasmas de Shakespeare, entendieron por sobrenatural un tétrico submundo poblado de nobles atrabiliarios, espectros aulladores y monjas ensangrentadas, pululando preferentemente por lóbregas catacumbas de castillos medievales marcados por alguna oscura maldición, convenientemente subrayada a cada paso por rayos, truenos y centellas de tormenta.
El inglés Horace Walpole fue el padre de la exitosa serie (El castillo de Otranto, 1764). Años más tarde, tuvo como destacados continuadores a William Beckford (Vathek, 1786), Ann Radcliffe (Los misterios de Udolfo, 1794), Matthew G. Lewis (El monje, 1796) y Charles Maturin (Melmoth el errabundo, 1820), sin olvidar a la que fue precursora de la ciencia-ficción Mary Shelley (Frankenstein o el moderno Prometeo, de 1817). También cabría mencionar aquí la novela Manuscrito encontrado en Zaragoza (1805), del polaco Jan Potocki.

Características
Algunas de las características de un cuento de terror son la intensidad, situaciones que generen temor y personajes que causes temor en el lector ya sea por su aspecto físico, por sus acciones o por el misterio que les rodea.
Los cuentos de terror suelen ser cortos y fantásticos y pretenden causar inquietud en el lector. Para causar esta inquietud debe crearse un ambiente de suspense que debe ser establecido por el escritor, mediante la trama, los personajes y el entorno.
Los antecedentes del cuento de terror provienen de relatos largos como la novela gótica que floreció a finales del siglo XVIII y principios del XIX, que actualmente han desembocado en relatos más cortos y que en muchos casos ofrecen mucho más impacto que sus predecesores.
En los relatos sobre terror el miedo a la muerte siempre está presente en cada página del libro y eso nos asusta y nos atrae del mismo modo, los elementos de este género de horror son a la vez odiados y amados por los lectores y este encuentro de sensaciones hacen que autores como Lovecraft o Edgar Allan Poe tengan tanto reconocimiento.

ESTRUCTURA DE LOS CUENTOS DE TERROR

Inicio
Se describe el escenario, los personajes y la relación que hay entre ellos.

Desarrollo
Los personajes empiezan a actuar dentro del escenario. 

Nudo
Presenta un problema que se resuelve, obligatoriamente, a lo largo de la historia. Rompe la situación de equilibrio y desafía a los personajes.

Desenlace
Se resuelve el problema y se presenta la situación que produce terror. Se da la situación que el lector presintió y que no quiere que suceda, pero sucede.









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