Los cuentos de terror
El
cuento de terror (también conocido como cuento de horror
o cuento de miedo,
y en ciertos países de Sudamérica, cuento de suspenso),
considerado en sentido estricto, es toda aquella composición literaria breve,
generalmente de corte fantástico, cuyo principal objetivo parece ser provocar
el escalofrío, la inquietud o el desasosiego en el lector, definición que no
excluye en el autor otras pretensiones artísticas y literarias.
El estudioso
franco-estadounidense Jacques Barzun, en The Penguin
Encyclopedia of Horror and the Supernatural [Enciclopedia
Penguin del horror y lo sobrenatural], afirma que «el interés por este tipo
de historias cabe interpretarlo como un intento práctico de introducir un orden
y estructura en la imaginación, endureciendo así el alma contra sus amenazas:
en una palabra, estos cuentos se usan como antídoto».
De parecida opinión
es el célebre escritor estadounidense de horror Stephen King,
quien, en su largo estudio Danza macabra, declaró: «¿Por qué
motivo van a sacarse de la nada cosas horribles, cuando hay tanto horror real
en el mundo? La respuesta parece ser que inventamos horrores para ayudar a
hacer frente a los reales. Sirviéndonos de la portentosa imaginación humana,
nos aferramos a esos mismos elementos que introducen discordia y destrucción, a
fin de convertirlos en herramientas de desmantelamiento de sí mismos».
El historiador del
terror español Rafael Llopis escribe en su Historia natural de los cuentos de
miedo: «Al hablar de cuento de terror o cuento de miedo me
refiero a un género literario cuya finalidad primordial es producir, como decía
Walter Scott,
"un agradable estremecimiento de terror sobrenatural". Me refiero a
un tipo de relato cuya materia prima no es tanto la muerte en sí como lo que
haya o pueda haber después de la muerte: lo sobrenatural, la vivencia del Más
Allá». En uno de sus prólogos, Llopis define asimismo: «Los cuentos de miedo
constituyen una expresión de lo numinoso cuando ya no se cree en su existencia objetiva».
Por su parte, la
escritora estadounidense Joyce Carol
Oates, asimismo cultivadora del género, sostuvo en su ensayo
lovecraftiano "The King of Weird": «En escritores como Henry James
o Edith Wharton,
que experimentaron con la literatura de modelo gótico, este tipo de relato
puede ser compensatorio de una vida de aburrimiento y prohibiciones, mientras
que en otros, señaladamente Edgar Allan
Poe y H. P. Lovecraft, el cuento gótico sugiere más
bien una forma de autobiografía
Un cuento de terror
sería, por tanto, un relato literario y no oral, ya que, si bien existe una
amplia y antiquísima tradición de cuentos con dichos contenidos, probablemente
por tratarse de relatos transmitidos de boca en boca, nunca han recibido otra
denominación que la de cuentos o leyendas a secas. Ni siquiera
cuentos infantiles, aunque de índole terrorífica (e inscritos en la tradición
oral en su día), como “La Cenicienta”, de Charles
Perrault, o “Caperucita roja” y “Blancanieves”,
de los Hermanos Grimm, reciben la denominación de cuentos
de terror, que parece haber sido acuñada expresamente para las obras
mayores del género aparecidas entre los siglos XIX y XX.
En su ensayo
"Un tratado sobre cuentos de horror", el crítico estadounidense Edmund Wilson
sostiene que los primeros grandes cuentistas del género fueron aquellos que
pretendieron «un nivel literario» más allá del «entretenimiento popular»: Hawthorne, Poe,
Melville
y Gógol. Y continúa: «El primer cuento corto de
horror realmente grande apareció a principios o mitad del siglo XIX
cuando la escuela de la novela gótica
había alcanzado alguna sofisticación y estaba adoptando los métodos del realismo.
Esos cuatro autores escribieron cuentos que eran a la vez cuentos de horror y fábulas psicológicas o morales.
No estaban interesados en apariciones por sí mismas; sabían que sus demonios
eran símbolos,
y sabían lo que estaban haciendo con esos símbolos».
Antecedentes
Los antecedentes inmediatos del formato breve, como tal, hay que
buscarlos, no obstante, en el largo, más en concreto en la llamada novela
gótica (véase literatura de terror gótico), que floreció
en la segunda mitad del siglo XVIII y primera del XIX, en tierra de
nadie entre racionalismo y romanticismo.
Los grandes novelistas góticos, inspirados principalmente en el romanticismo
alemán y en autores como Daniel Defoe, S. T.
Coleridge, el Marqués de Sade, así como en los demonios de Goethe
y los fantasmas de Shakespeare, entendieron por sobrenatural un
tétrico submundo poblado de nobles atrabiliarios, espectros aulladores y monjas
ensangrentadas, pululando preferentemente por lóbregas catacumbas de castillos
medievales marcados por alguna oscura maldición, convenientemente subrayada a
cada paso por rayos, truenos y centellas de tormenta.
El inglés Horace Walpole fue el padre de la exitosa serie
(El castillo de Otranto, 1764). Años
más tarde, tuvo como destacados continuadores a William
Beckford (Vathek, 1786), Ann Radcliffe
(Los misterios de Udolfo, 1794), Matthew G.
Lewis (El monje, 1796) y Charles
Maturin (Melmoth el errabundo, 1820), sin
olvidar a la que fue precursora de la ciencia-ficción Mary Shelley
(Frankenstein o el moderno Prometeo,
de 1817). También cabría mencionar aquí la novela Manuscrito encontrado en Zaragoza
(1805), del polaco Jan Potocki.
Características
Algunas de las características
de un cuento de terror son la intensidad, situaciones que
generen temor y personajes que causes temor en el lector ya sea por su
aspecto físico, por sus acciones o por el misterio que les rodea.
Los cuentos de
terror suelen ser cortos y fantásticos y pretenden causar
inquietud en el lector. Para causar esta inquietud debe crearse un ambiente de
suspense que debe ser establecido por el escritor, mediante la trama,
los personajes y el entorno.
Los antecedentes
del cuento de terror provienen de relatos largos como la novela
gótica que floreció a finales del siglo XVIII y principios del XIX,
que actualmente han desembocado en relatos más cortos y que en muchos casos
ofrecen mucho más impacto que sus predecesores.
En los relatos
sobre terror el miedo a la muerte siempre está presente en cada página del
libro y eso nos asusta y nos atrae del mismo modo, los elementos de este género
de horror son a la vez odiados y amados por los lectores y este encuentro de
sensaciones hacen que autores como Lovecraft o Edgar Allan Poe tengan tanto
reconocimiento.
ESTRUCTURA
DE LOS CUENTOS DE TERROR
Inicio
Se describe el escenario, los personajes y la
relación que hay entre ellos.
Desarrollo
Los personajes empiezan a actuar dentro del
escenario.
Nudo
Presenta un problema que se resuelve,
obligatoriamente, a lo largo de la historia. Rompe la situación de equilibrio y
desafía a los personajes.
Desenlace
Se resuelve el problema y se presenta la situación
que produce terror. Se da la situación que el lector presintió y que no quiere
que suceda, pero sucede.
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